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LA VIDA EN UNA RAIZ, GERMINADO DE FRÍJOLES MUNGO

Organización: Fundación Eco-s Colombia


¿Te has preguntado el origen de la raíz que acompaña una gran variedad de comidas?, pues no es otra cosa que el brote del fríjol mungo, una legumbre que proviene de Asia sur oriental y la India, su inigualable sabor ha hecho de sí misma un ingrediente base en la gastronomía internacional. Pese a su reducido tamaño, tienen un aporte nutricional importante que incluye vitaminas, minerales, antioxidantes y enzimas que ayudan a mejorar los procesos de desintoxicación en nuestro organismo. Además, son una gran alternativa para acompañar y dar un toque especial a diferentes preparaciones como ensaladas, sándwiches, snacks y un sinfín de recetas facilísimas que puedes encontrar en las redes.


Pues bien, detrás de esto hay un misterioso proceso, y tal vez te preguntes ¿por qué son especiales? Iniciamos, una pequeña semilla que está a la espera de poder germinar, en busca de desarrollarse requiere de luz, agua y oxígeno, que le permiten a un corto tallo y diminuta raíz crecer y desarrollarse, momento en el cual está lista para su cosecha y por su supuesto para que disfrutes de su sabor en distintas preparaciones y beneficios que puedan aportar a tu salud y bienestar:


– Antienvejecimiento, proporciona resplandor del cutis y otorga brillo al cabello.
El mungo posee cobre, es el secreto detrás de esta propiedad ya que reduce la presencia de arrugas, manchas de la edad y líneas de expresión fácilmente, por ello agrega brillo y luminosidad a la piel humana, aparte de todo esto es esencial para mantener la salud del cuero cabelludo. El cobre asegura la correcta utilización de hierro, calcio y magnesio en el cuerpo humano.


– Regulador metabólico y controlador de colesterol.
Muchas personas con metabolismo deficiente sufren de indigestión y acidez así que este alimento es perfecto, ya que es rico en fibra y aumenta la tasa digestiva del cuerpo humano, además disminuye la formación y acumulación de colesterol en las paredes arteriales y los capilares.
¡Y puedes hacerlas en casa!


Con amigos o familia, y tan solo necesitas de un recipiente de vidrio (u otro recipiente amigable con el ambiente), agua y semillas de legumbres (Lenteja, fríjol mungo, arveja, garbanzo, habas, etc.).


¡Empecemos!


1. Vierte las semillas en el recipiente que previamente has seleccionado.
2. Agrega las semillas y cúbrelas con suficiente agua para remojarlas durante 12 horas (preferiblemente en oscuridad); si alguna de ellas flota puedes consumirlas ya que estas regularmente no germinan. Pasado este tiempo, reemplaza el agua por 8 horas y cubre con una toalla para activar su germinación.
3. Enjuaga las semillas ya germinadas. En lo posible, procura que conserven la menor cantidad de agua; se recomienda ubicarlas en un lugar oscuro para una óptima germinación.
4. Transcurridas 5 a 6 horas, vuelve a regar; no olvides retirar el exceso de agua.
5. Repite 2 o 3 veces al día durante 1 semana el paso anterior, en este tiempo los germinados llegarán a los 3 o 4 centímetros y podrán tener tan solo dos hojas.
6. Ten presente que las cortezas o cáscaras de las semillas que se han desprendido flotaran cada vez que remojes, no olvides retirarlas.
7. Puedes ponerlas en un lugar iluminado, siempre humedecidas, durante 2 horas y así preservar las propiedades nutricionales en la semilla.
8. ¡Listas para preparar las mejores ensaladas y snacks en casa!

El amor por la jardinería es una semilla que una vez sembrada nunca muere – Gertrude Jekyll
Sin duda lo emocionante de emplear un ingrediente en nuestras comidas, es conocer sus beneficios en nuestra salud mental y corporal. 


Por: Lorena Delgado Ing. Agrónoma
Diana Roa, Ing. ambiental
Orlando Ochoa: Zootecnista; Especialista en gestión Social y Ambiental
@ecoscolombia (Instagram)
Revisado por: Claudia Lorena Valencia, Ing. Ambiental, Promotora de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)

DEL AGUA AL PAVIMENTO

Organización: Parceros por Colombia

¿Sabías que los humedales han sido por tradición sitios sagrados?

Allí los indígenas realizaban peregrinaciones, ceremonias y demás eventos culturales. Es por esto por lo que las tribus locales cuidaban tanto de estos lugares y el desarrollo de sus comunidades se hacía en torno a la conservación de estos; aunque todo esto empezaría a cambiar en los tiempos de colonización, donde los ecosistemas hídricos del altiplano cundiboyacense serían objeto de desecación y transformación por la búsqueda de objetos valiosos como el oro que dan vida a la leyenda de “El Dorado”.

Desde entonces, los ecosistemas lénticos como lo son humedales, lagunas, pantanos, ciénagas, etc., han sido objeto de sobreexplotación y mal manejo por parte de los pobladores, sufriendo cambios desde desecación, desvíos y relleno para la adecuación de tierras hasta la desertificación completa por la sobreexplotación agrícola, que desencadenan una serie de afectaciones directas en el área de influencia en las cuales se incluyen la disminución y desplazamiento de fauna y flora nativa del lugar, alteraciones en las dinámicas naturales y alteración en el microclima local. A lo largo de los años, estas problemáticas han emergido y su visibilidad se hizo prominente a nivel internacional, lo que conllevó a realizar convenciones y tratados para su protección y uso racional y sostenible como lo son la convención “RAMSAR” realizada en 1971 en Irán como tratado único mundial que se centra en este ecosistema, para clasificar humedales de las partes suscritas como de “importancia internacional”.
Actualmente, la sabana de Bogotá cuenta con humedales de importancia RAMSAR y esto ha logrado que se enfatice más su protección y preservación. Aunque, en general, las problemáticas de estos ecosistemas en el altiplano cundiboyacense son similares, cada uno de estos espacios es merecedor de la ejecución y adopción de un plan de manejo ambiental que garantice su preservación a largo plazo; específicamente, entre los municipios de Mosquera y Funza, existen dos ecosistemas que son los más representativos por su extensión e importancia cultural e histórica, que son el Humedal Laguna La Herrera y el Humedal Gualí que se encuentran fuertemente acorralados por la contaminación y la intervención humana de sus alrededores.
La Laguna de la Herrera y el Humedal Gualí están llenos de historia. Las personas que han habitado toda su vida sobre estos lugares tienen relatos y tradiciones en torno a estos cuerpos hídricos. Estas personas tenían la posibilidad de bañarse en el humedal con amigos, de realizar un paseo de olla los fines de semana con la familia y de contemplar hermosos paisajes durante horas sin ningún tipo de ruido o contratiempo. Estas aguas están tan sobrecargadas de nutrientes y metales pesados como de recuerdos.

¿Y qué pasó?
Las cosas empezaron a salir mal, el ganado se empezó a extender hacia las rondas hídricas, la demanda de alimentos empezó a crecer tanto que la extracción de agua para riego aumentó y consigo la contaminación por agroquímicos; los terrenos cercanos se vieron invadidos y saqueados por sus suelos ricos en materias primas para la construcción, sector que posteriormente empezó a irrumpir con apartamentos; las rondas de los humedales que, ahogados en escombros y en plantas exóticas, que tratan de limpiar la sobrecarga de metales pesados que las industrias asentadas en el humedal desechan cada día, se resisten pasar del agua al pavimento.
Entonces, ¿para qué cuidar los humedales?
Los humedales de la sabana son de gran importancia, aunque algunas personas lo vean como un charco de agua o un potrero que solo llama zancudos, estos cuerpos hídricos son refugio de gran diversidad de plantas, aves, insectos, mamíferos, etc. Además, nos ayudan a evitar inundaciones y ofrecen una gran cantidad de bienes y servicios para los seres humanos y demás animales, como alimento, fuente de materias primas, medicinas, entre otros.
Para que estos ecosistemas persistan el pasar de los años, es importante que cada una de las personas que viven y dependen indirectamente de los humedales los conozcan, reconozcan su gran valor como ecosistema estratégico para la preservación de diversas formas de vida incluyendo la nuestra, y sean actores cruciales en el cuidado y protección de este. ¿De qué manera? Visitando estos lugares, apoyando las jornadas de siembra y mantenimiento de los árboles presentes en el lugar, transmitiendo el conocimiento a la familia, amigos e hijos que son las futuras generaciones y a las cuales les mostraremos el humedal al que, con mucho esfuerzo le devolveremos la vida y le retribuiremos un poco de todo lo que él nos ha brindado. Así mantendremos viva la historia y esencia del agua en la sabana.

Por: Julián Dávila, cofundador Parceros Por Colombia
@parcerosxcol (Instagram)
Revisado por: Claudia Lorena Valencia, Ing. Ambiental, Promotora de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)


“Ustedes pueden quedarse tranquilos y pensar que nada está sucediendo, mientras el planeta, la casa común, se destruye. O podemos juntarnos para realizar acciones que frenen el cambio climático”.
Francia Márquez

FAUNA SILVESTRE EN LA SABANA

Organización: Fundación Eco-S Colombia – Sabana Ecológica

¿Vives en el departamento de Cundinamarca? Déjame decirte que eres privilegiado.
Vives en un lugar con todos los pisos térmicos, con diversos paisajes, un territorio de agua, representado en páramos como Sumapaz (el más grande del mundo), Chingaza, Rabanal y Guerrero, y los cauces de ríos como Magdalena, Bogotá, Negro y Apulo. Por esto su repertorio de flora y fauna es amplio y diverso. Frailejones, bromelias, quiches y cóndores en sus complejos de páramo; tinguas y alcaravanes en los humedales de la sabana; osos de anteojos, dantas y venados en sus tupidas montañas de niebla; tortugas charapas y babillas en las arenas blancas del río Magdalena; y 87 tipos de orquídeas, 83 de colibríes y alrededor de 900 especies de aves son algunas de las joyas naturales que hacen presencia en las más de 2,4 millones de hectáreas cundinamarquesas.

¡Tú! como habitante del municipio de Mosquera. ¿Sabías que tienes ecosistemas tan variados como el desierto de Mondoñedo, la Laguna de la Herrera y el Humedal Gualí?

La importancia paisajística de estos territorios, tanto de los cuerpos de agua como de las zonas secas, ha sido reconocida desde los tiempos de la expedición botánica, donde los cronistas y naturalistas de esa época, describieron al sector como un lugar hermoso, debido a que allí se encontraba una gran riqueza de fauna silvestre (en especial aves) y una flora única.
En los últimos años, el aumento poblacional ha incrementado la dinámica de los asentamientos y construcciones urbanas dentro de espacios biológicamente importantes, así como la producción agrícola a pequeña escala, junto con grandes extensiones dedicadas a la ganadería extensiva. A esto se suman otras dinámicas como la explotación minera y deforestación, generando daños irreversibles que afectan la calidad del agua que consumimos y otras reservas hídricas importantes para toda forma de vida, siendo una pérdida progresiva de la diversidad, ocasionando la extinción “parcial o total de especies”.


¿Te imaginas salir un día y que todo sea diferente?

Que sencillamente el lugar del cual antes tomabas un poco de agua ya no esté o se encuentre contaminado. Esto mismo pasa con todos los animales de nuestro territorio: día a día luchan por sobrevivir. Muchas especies nos rodean, pero ignoramos su importancia. Siendo más específicos, algunas de ellas están en peligro de extinción como el caso del cucarachero, la monjita bogotana, la tingua bogotana, el pez capitán, la guapucha entre otros, animales que no hace muchos años se veían en gran cantidad en nuestra zona.
Por ello, se hace indispensable la educación ambiental desde la primera infancia, leyes que protejan un poco más los ecosistemas, así como entes un poco más rigurosos e interesados en la protección de estos. Pero si a todo esto le sumamos personas que la estudien y protejan, seremos un modelo a seguir no solo en el territorio de sabana de occidente sino a nivel nacional.


TÚ PUEDES SER PARTE DEL CAMBIO. ¡Ayúdanos a proteger las especies que viven a nuestro alrededor!

Por: Orlando Ochoa, Zootecnista; Especialista en gestión Social y Ambiental
@ecoscolombia (Instagram)
Revisado por: Claudia Lorena Valencia, Ing. Ambiental, Promotora de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)

Desierto Sabrinsky

Organización: Fundación Eco-S Colombia – Sabana Ecológica


¿Sabías qué dentro de Mosquera existe un lugar que estuvo habitado por nómadas en el año 200 A.C.? y que no hace muchos años para las comunidades muiscas significó un lugar sagrado? Hablamos del Desierto de la Herrera o Mondoñedo, más conocido como el desierto de “Sabrinsky”; este exótico lugar, erosionado, pero de vivos colores, con escasas lluvias y vientos secos que chocan con vientos húmedos, dan paso a una formación semidesértica; oculto tras cerros y lagunas, es casi imposible de encontrar.


¡Ahora te invito a que conozcas un poco más acerca de su historia!


Se ha demostrado que, en el transcurso de los años, han existido diferentes especies, encontrando restos de animales de 12.000 años atrás. Animales como los mastodontes, dientes de sable, osos perezosos gigantes y el caballo americano, que recurrentemente ilustran muchas historias de fantasía y misterio. Restos que son muy bien conservados por la falta de humedad. Actualmente se encuentran lo que podrían ser rastros de algunas comunidades muiscas que habitaban la sabana. Un conjunto de pictogramas, pinturas, símbolos e imágenes que narran el pasado indígena (muisca y panche) que aún siguen siendo un misterio.


Tras la historia de este exótico lugar se oculta una trágica realidad. ¡Te invito a que la descubras!
No hace muchos años, su belleza empezó a verse afectada por la sobreexplotación de las industrias mineras a nivel nacional, siendo un modelo de explotación poco sostenible, escondido detrás de la informalidad y un mal manejo de los recursos, que ha llevado a una pérdida significativa con relación a su historia y riqueza ecológica. Actualmente, dicho ecosistema es intervenido por más de 24 empresas con licencia para la extracción de otras minas y canteras, 4 empresas en apoyo al servicio de explotación de minas y canteras y 1 empresa dedicada a la extracción de minerales metalíferos.


¿Te has imaginado luchar contra olores, lixiviados, plagas, entre otros?
Hace varios años fueron destinadas cerca de 76 hectáreas como relleno sanitario, recibiendo un estimado de 1500 toneladas por día de residuos sólidos provenientes de 78 municipios de Cundinamarca. Sumado a esta grave problemática, el constante paso de personas que frecuentan el lugar para turismo y otras actividades deportivas, ha dejado en evidencia la falta de cultura ambiental, que ha traído consigo el deterioro progresivo hasta casi llegar a la muerte del ecosistema.


Sin duda, esto es un panorama que no solo afecta a nuestro municipio, sino otros destinos turísticos de elevado valor ambiental en nuestro país; pero no basta con conocer la problemática, es necesario ser parte de la solución. En el contexto actual, somos testigos de la realidad que aqueja nuestra riqueza biodiversa, pero de no actuar a tiempo, la historia de este y otros ecosistemas, tan solo permanecerá en palabras que fueron plasmadas en cientos de páginas. Establecer alianzas entre grupos dedicados a la labor de cuidado y restauración de estos ecosistemas con los entes estatales no es un camino sencillo, pero de ello depende que seamos una vía de solución, integrando conocimientos y mejorando la educación ambiental del mañana para invertir en mentes consientes y no vacías.

Por: Orlando Ochoa, Zootecnista; Especialista en gestión Social y Ambiental @ecoscolombia (Instagram)
Revisado por: Claudia Lorena Valencia, Ing. Ambiental, Promotora de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)

Se parte de la solución e investiga del tema; que tu confort no oculte el deterioro del ecosistema.

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